A ciencia cierta, lo que se percibió en el ambiente es que urge la aparición de un mercado con más solidez y condiciones claras para inyectar los recursos que ahora no se están metiendo en los mercados desarrollados. América Latina siempre está ahí, pero, en otras palabras, se sabe que la región podría ser ese mercado, pero aún no hay total convencimiento.
La industria de la seguridad es un paciente que goza de buena salud y en nuestra región aún tiene un importante margen de maniobra. Recientemente, una firma de investigación de mercados -IMS Research- recortó recientemente su pronóstico de crecimiento para el mercado mundial del monitoreo de CCTV, tanto analógico como digital. Si bien la empresa especifica que aún hay posibilidades de crecimiento, no serán tan altas como se pensó a finales de 2008. Los mercados más afectados por esta reducción serán Gran Bretaña, Japón, Alemania y Estados Unidos, y América Latina no aparece mencionada en las malas noticias, aunque puede ser por que no se tienen registros confiables.
No obstante, es momento de aprovechar las posibilidades que se tienen de raspar la olla, o quizás estoy siendo muy optimista. Pero las grandes empresas están a la búsqueda de socios, de aliados de confianza que les garanticen beneficios en una época en la que éstos están bien escasos.
América Latina sigue teniendo una oportunidad de oro para ser ese socio. No nos podemos dormir, por que va a llegar otra región en condiciones similares que va a afinar todo su aparato político y económico como lo hizo Asia hace algunos años y vamos a seguir siendo una “esperanza”. Es hora de que los gobiernos consoliden políticas económicas y de importación que favorezcan la inversión extranjera. Las empresas locales, por su parte, deben empezar a considerar las certificaciones de calidad para garantizar que todas sus prácticas son hechas bajo parámetros aceptados internacionalmente.
Dé usted el primer paso.
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