En una compañía no sólo los activos deben cuidarse. Hoy en día los seres humanos son los elementos más valiosos de una organización, por este motivo se debe crear un plan de seguridad que los proteja de las amenazas.
¡Un saludo fraternal desde Puerto Rico para todos los colegas y lectores de esta columna! Es un placer volver a compartir nuevamente con ustedes.
por Héctor R. Torres, PhD, MBA, CPP, CFE
En mis últimas columnas he escrito sobre cómo ha cambiado la función gerencial de la seguridad corporativa por los retos, amenazas y riesgos que presenta el medio ambiente de negocios al comienzo del siglo XXI. En esta edición, hablaremos sobre la protección ejecutiva como parte de la seguridad corporativa de una organización.
Muchas corporaciones globales o multinacionales cuentan con algún tipo de programa de protección para sus altos ejecutivos, pero no es así en la gran mayoría de las organizaciones. Las razones de tener o no tener un programa de protección ejecutiva estriban principalmente en reconocer, a través de un estudio concienzudo, las amenazas y riesgos a los que se exponen los ejecutivos de una organización y qué tan vulnerables están a las mismas. Si las amenazas y los riesgos son de peso, entonces la organización a través de su Director de Seguridad establece un programa donde se protege a los ejecutivos de tres categorías de peligros: las amenazas físicas, las amenazas emocionales y las amenazas hacia la reputación y moralidad.
La amenazas físicas puede ser cualquier tipo de amenaza que cause daño corporal o la muerte al ejecutivo. Las amenazas emocionales son aquellas que le pueden causar angustia mental o temor al ejecutivo. Por último, las amenazas a la reputación o moral pueden causa grave daño al nombre o imagen del ejecutivo y a la organización. Este tipo de amenaza tiene a veces mayor relevancia debido a como en algunos los medios noticiosos se esmeran en cubrir noticias sobre cualquier situación de escándalo sobre la imagen de una organización o de un ejecutivo en particular.
Metodología de la protección ejecutiva en el siglo XXI
Como ya hemos explicado, los riesgos asociados con los medio ambientes de negocios han aumentado en términos de su severidad y complejidad. Esto es también cierto cuando se toma en consideración la protección de los ejecutivos de una organización.
Las amenazas son diversas, especialmente si los ejecutivos viajan a distintos lugares en un país o el mundo. Antes de desarrollar un programa de protección de ejecutivos para una organización, se realiza un estudio de riesgos y vulnerabilidades para determinar todas las posibles amenazas que puede confrontar un ejecutivo, y se toma en consideración el impacto que causaría cada amenaza para el ejecutivo y la compañía; luego se determina la probabilidad que las amenazas identificadas ocurran. Aunque pueden existir múltiples tipos de amenazas, las empresas muchas veces no pueden proteger a sus ejecutivos contra todas estas amenazas por contar con recursos limitados, por ende, la seguridad de los ejecutivos se diseña para protegerse contra las amenazas en términos de su probabilidad y cuan critico sería para el empleado y la organización de ocurrir la amenaza.
Evitar, evadir o confrontar las amenazas
Aunque existen muchos modelos y escuelas de pensamiento en torno a la protección de ejecutivos, un modelo sencillo que se puede utilizar para establecer los principios de un programa de protección de ejecutivos para el siglo XXI dicta que las amenazas se evitan, se evaden o se confrontan. Esta metodología contrasta con muchas metodologías y escuelas de guardaespaldas tradicionales donde el acompañante se supone que imita a los guardaespaldas del Servicio Secreto norteamericano, los servicios de seguridad israelitas o los guardaespaldas que aparecen en las películas de largo metraje.
En el mundo corporativo, esta metodología simplemente no es aceptable por dos razones. La primera es que la técnica se usa desde la perspectiva de la seguridad nacional, por ende las leyes sobre el uso de fuerza varían considerablemente a las que puede usar una organización privada; segundo, los riesgos legales y las posibles demandas judiciales en que pueden incurrir el ejecutivo y la organización por el mal comportamiento de los guardaespaldas corporativos si utilizan esta metodología.
En la próxima columna hablaremos un poco mas de cómo evitamos, evadimos y confrontamos las amenazas en un programa de Protección ejecutiva.
¡Un abrazo y hasta la próxima!
Les invito a que sigan compartiendo sus ideas e inquietudes del mundo y la gerencia de seguridad.
Si desea puede escribirle al autor al correo electrónico: [email protected]
Deje su comentario