Un elemento invaluable en la vida de cualquier profesional sin duda es la educación, que al final de cuentas es el complemento perfecto para el éxito en cualquier industria, y en especial en la seguridad.
por Héctor R. Torres, PhD, MBA, CPP, CFE, CHS*
Un saludo fraternal desde Puerto Rico para todos los colegas y lectores de esta columna. Es un placer volver a compartir nuevamente con ustedes. En la columna de hoy hablaremos de la educación continua en la profesión de la seguridad.
Este tema sigue teniendo mucha relevancia especialmente desde el punto de vista de los negocios. Ante los cambios que confrontan las organizaciones por el incremento de la competencia global se crea la necesidad de practicantes profesionales en nuestra industria.
Practicantes que continuamente se educan para enfrentar los diversos retos de seguridad que se confrontarán en el Siglo 21. Aunque no hay sustituto para la experiencia, la educación continua sigue siendo un requisito indispensable para ser exitosos en nuestra profesión. Muchos colegas se me han acercado para consultarme sobre el tema de la educación continua.
La pregunta siempre es la misma; ¿cuál es el modelo a seguir para lograr la educación continua? Un modelo que comparto con ellos está basado en tres componentes; desarrollar experiencia, la educación académica y las certificaciones profesionales. Vamos a examinar cada componente de este modelo.
Experiencia
Como he reiterado anteriormente, no hay ningún sustituto para la experiencia. Consideren el siguiente modelo. Recibimos información producto de cursos o adiestramientos. La información recibida se convierte en conocimiento.
La práctica continua del conocimiento con el tiempo hace que desarrollemos la experiencia y la experiencia a su vez desarrolla las destrezas necesarias para ejercer nuestra profesión. El solo poseer conocimiento sobre una materia de seguridad no es suficiente para ejercer nuestra profesión.
Lamentable, muchos practicantes de seguridad piensa que el conocimiento es lo único que se necesita y esto está muy lejos de la verdad. Nos desarrollamos como verdadero profesionales con la práctica constante y la educación continua. Con la experiencia también desarrollamos nuestra credibilidad profesional. Como dice el viejo dicho; más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Educación académica
Hoy en día y más que nunca la educación académica es indispensable en el mundo de los negocios. La seguridad como función gerencial en una organización de negocios requiere que sus practicantes se eduquen académicamente para lidiar con los retos del mundo de los negocios. Dependiendo del país y su nivel de escolaridad general, una licenciatura en administración de empresas sería recomendable para los practicantes de la seguridad corporativa.
Para ocupar posiciones gerenciales, una maestría en administración de empresas sería lo recomendado. Los grados académicos son necesarios porque en el mundo de los negocios tenemos que competir para establecer nuestra credibilidad. Por ende, tenemos que ser vistos como practicantes de una función gerencial de negocios y no solo como practicantes de seguridad para poder encajar en la organización y poder aportar a su éxito.
Muchos de mis colegas se quejan a veces que están muy viejos para regresar a la universidad. Yo siempre les doy mi ejemplo personal. Regresé a la universidad después de unas “vacaciones” de 22 años. Pude completar dos maestrías y un doctorado, metas profesionales y personales que me ayudaron a establecer mi credibilidad profesional. Al presente estoy en proceso de completar estudios graduados en Gerencia de Proyectos ya que he aprendido lo valioso que es la educación continua. Querer es poder y una buena educación no tiene precio.
Certificaciones profesionales
En términos de educación continua otro renglón que se debe considerar son las certificaciones profesionales de nuestra profesión. Existen muchas organizaciones prestigiosas y otras no tan prestigiosas que proveen certificaciones profesionales.
Algunas certificaciones requieren horas de educación continua para mantener al igual que una cuota de membresía anual lo cual puede resultar oneroso desde el punto de vista económico. Muchas organizaciones de negocios les pagan a sus empleados estas membresía otras no.
Las certificaciones de organizaciones de seguridad profesional de mayor renombre en el ámbito mundial valen la pena ya que son reconocidas internacionalmente. Estas certificaciones reconocen el profesionalismo y la excelencia de los practicantes.
No es lo mismo poseer una maestría en contabilidad que ser un Contador Público Autorizado (CPA). Por otro lado, hay que tener mucho cuidado con las organizaciones que ofrecen certificaciones dudosas a cambio de dinero. Hay que investigar estas organizaciones para determinar si vale la pena la inversión en las mismas. Al final, la decisión de certificarse es meramente personal.
Como podemos ver, nuestra profesión requiere profesionales capacitados y preparados para enfrentar los múltiples retos de seguridad del Siglo 21. Es por esta razón que debemos considerar la educación continua como instrumento idóneo para nuestra preparación.
El modelo presentado es uno muy funcional y en lo personal me ha ayudado mucho para alcanzar mis metas profesionales. Definitivamente trabaja.
Les invito a que sigan compartiendo sus ideas e inquietudes del mundo y la gerencia de la seguridad.
¡Un abrazo y hasta la próxima!
* Si desea puede escribirle al autor de este artículo al correo electrónico: [email protected]
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