Aún tengo frescas en la memoria escenas muy dramáticas que me tocó vivir en Ciudad de México durante el sismo de 1985. La comunidad internacional se volcó en enviar ayuda y toda la población capitalina nos pusimos a colaborar en lo que podíamos, y a pesar del caos, la confusión y la incertidumbre, todos lo hacíamos en orden, no existía una disciplina en particular, tan solo era algo que nos guiaba y que no podíamos explicar: la solidaridad.
Los pueblos hermanos de Haití y Chile han pasado ahora por circunstancias similares. Ridículo seria ponernos a comparar cuál catástrofe ha sido la peor como pretenden hacerlo algunos medios, lo que verdaderamente importa es solidarizarnos para ayudar. Sin embargo aquí cabe decir que el ayudar es una acción que no tiene que ser en forma reactiva, la realidad es que en forma proactiva es cuando funciona mejor. Ejemplo de ello es la labor que realiza Misión 500 ayudando a decenas de niños en la región, y que por cierto realizaron en pasados meses un especial evento para beneficio de la comunidad haitiana, mucho antes que ocurriera la hecatombe.
A pesar de no ser un experto en cuestiones ambientales y mucho menos en “sustentabilidad” que es por mucho el tema de moda (que no es otra cosa que un simple “cuidemos nuestro planeta”), si puedo decir que muchos de los cambios que estamos percibiendo en los últimos años tienen que ver con las alteraciones que con nuestra forma de “vivir” hemos causado a la naturaleza en general.
Cuántos de nosotros (o por lo menos los que somos de la generación de los sesenta) no hemos platicado alguna vez cosas como: “recuerdo cuando el río, era azul y cristalino y nadábamos en él, hoy es una descarga de aguas residuales”, “nuestro padre nos llevaba de día de campo al bosque y veíamos ardillas, venados y otros animales, hoy todo eso desapareció y construyeron zonas habitacionales”.
Conectando las ideas anteriores de solidaridad, prevención y preservación, me parece que nosotros como industria deberíamos de empezar a tomar responsabilidad sobre acciones concretas que podemos hacer en este sentido. Comencemos cada quien en forma discreta a ayudar a nuestras propias comunidades, no pensemos en ayudar a otros sino somos capaces de ayudarnos nosotros mismos y a nuestro entorno.
Evite usar folletos, propaganda y demás material de apoyo publicitario en forma impresa, hoy la tecnología nos ayuda a poder realizarlo prácticamente en un 90% de los casos. Cuando haga instalaciones, invite a su personal a recolectar los desperdicios y a reciclar los que sean posibles. Hable con sus clientes al respecto, algunos de ellos seguramente se lo exigirán tarde o temprano, así que más vale que comience hoy.
Muchos de ustedes son expertos en protección civil, así que por qué no ayudar a dar platicas a vecinos y miembros de su comunidad, nunca sabemos cuando la desgracia se hará presente, y con prevención seguramente será menos doloroso enfrentar la crisis.
Y usted amigo lector, ¿Qué opina?
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