El autor en esta oportunidad nos habla sobre las graves implicaciones que trae consigo un flajelo muy común en Latinoamérica como lo es el Secuestro. También entrega pautas para evitarlo.
Por Héctor R. Torres, PhD, CPP, CFE, CHS
Un saludo fraternal desde Puerto Rico para todos los colegas y lectores de esta columna! Es un placer volver a compartir nuevamente con ustedes. Recientemente tuve el placer de participar en el Congreso de Tecnoedificios 2010 celebrado en Medellín, Colombia. No había regresado a Colombia por más de 20 años y quedé halagado por todos los avances al igual que las atenciones y gentileza que recibí durante mi estadía. Quiero enviar saludos a los organizadores del evento al igual que los compañeros (as) de la revista VENTAS DE SEGURIDAD. Gracias por todo su apoyo! También un saludo muy especial a mi distinguido colega, el Ingeniero Felipe A. Moreno-Forero y a todos sus estudiantes de la Universidad Militar de Nueva Granada en Colombia.
En ésta columna hablaremos de la amenaza del secuestro como método de extorsión para obtener dinero en forma de un pago de rescate. El secuestro sigue siendo una de las mayores amenazas en muchos de los países Latinoamericanos, ya que desde el punto de vista del crimen organizado presenta una gran oportunidad de alto rendimiento de bajo riesgo. Evidencia de esto es el hecho que anualmente ocurren más de 15.000 secuestros alrededor del mundo y la mitad de estos ocurren en Latinoamérica. A continuación examinaremos algunas estadísticas generales de este tipo de crimen.
Estadísticas generales
Según los expertos en la materia, los secuestros son más propicios en países donde las agencias de ley y orden se perciben como inoperantes o débiles ante esta amenaza. La mayoría de los secuestrados son liberados ilesos por el pago del rescate o por la intervención de las agencias de ley y orden. Aproximadamente el 10% del los secuestrados mueren en cautiverio. El período de cautiverio varía enormemente. El 75% de los secuestros duran un promedio de 50 días mientras que solo un número reducido de secuestros duran más de 100 días.
La mayoría de los secuestrados son hijos (as) de familias pudientes. Otras tarjetas de secuestro incluyen ejecutivos de negocios nacionales o internacionales; miembros de gobierno, miembros de la prensa, ganaderos y celebridades. Dependiendo del país, la mayoría de los secuestros se llevan acabo por bandas criminales organizadas, carteles de drogas, la guerrilla o por criminales comunes. El propósito básico del secuestro es la extorsión para obtener grandes sumas de dinero rápidamente y con el menor riesgo posible.
Fases de un secuestro
Como cualquier otro acto criminal premeditado los secuestros se planifican para obtener lo mejores resultados y para minimizar los riesgos asociados con el acto. No importa lo sencillo o complejo del mismo, la operación de un secuestro consiste de cuatro principales fases:
1. Selección de la tarjeta:
La percepción de riqueza o la capacidad de pagar un rescate de una familia o empresa es unos de los factores más importantes en la selección de la tarjeta. La falta de seguridad es el otro factor para la selección.
2. Vigilancia de la tarjeta:
Una vez que la tarjeta es seleccionada, se empieza una vigilancia de la misma para aprender las rutinas diarias y obtener más información sobre la tarjeta. Se identifica el lugar de residencia, colegio o lugar de trabajo, medidas de seguridad, al igual que las rutas y métodos de transportación. Lo que busca identificar es la fecha, hora y lugar donde se puede realizar el secuestro con el mínimo uso de fuerza y que se seguro para los secuestradores.
3. Secuestro:
Se lleva a cabo el secuestro en la fecha, hora y lugar que presente la más alta probabilidad de éxito y el menor riesgo para los secuestradores. Como regla general, el momento más propicio para un secuestro es durante las horas de la mañana y de camino para el colegio o el negocio ya que por rutina las personas siempre tienen una hora de salida y utilizan la misma ruta.
4. Negociación:
Esta fase se empieza con la comunicación de los secuestradores, quienes informan sobre el cautiverio de la tarjeta e imponen sus exigencias para el pago de rescate. Como parte de la negociación se exige prueba de vida y condición de la tarjeta, se hacen los preparativos para conseguir el dinero del rescate, el método para transferir el dinero a los secuestradores y la liberación y recuperación de la persona secuestrada.
Las negociaciones se realizan por los familiares, la empresa, por una compañía de seguros o por una agencia de ley y orden. Por lo general, los secuestradores quieren solamente negociar con los familiares ya que entienden que ejercen mejor control sobre ellos que con otras personas o entidades.
Medidas de protección personal
Aunque puede ser extremadamente difícil tratar de evitar un secuestro que se lleva a cabo por criminales profesionales, existen algunas medidas que se pueden tomar para minimizar el riesgo. La estrategia básica es no brindarles la oportunidad a los secuestradores en términos de recopilación de información y la identificación de la tarjeta y sus rutinas. A continuación comparto con ustedes algunas de estas medidas.
1. Mantenerse siempre alerta:
Siempre perciba todo a su alrededor. Note cualquier cosa fuera de lo común, busque indicadores de vigilancia. El primer indicador de un posible intento de secuestro es cuando se pone una tarjeta bajo vigilancia. Si se descubre la vigilancia entonces tenemos el primer o el único indicador de un posible secuestro. Por ende, si nota algo sospechoso, aléjese rápidamente del área. No confíe en nadie que usted no conozca. Siempre esté preparado mentalmente para un posible ataque. Conozca sitios seguros donde se pueda resguardar (estaciones de policía, bancos, edificios con seguridad, etc).
2. Mantenerse en un bajo perfil:
Trate siempre de pasar desapercibido. Nunca se identifique o atraiga atención innecesariamente. Nunca de información sobre usted o su familia. No ostente dinero, tarjetas de crédito, ni joyas. Siempre trate de confundirse con sus alrededores.
3. Mantenerse impredecible:
Siempre varíe sus itinerarios, rutas vehiculares, horas de entrada y de salida del trabajo. Evite las rutinas y no establezca patrones. Siempre asuma que está bajo vigilancia. No es vivir paranoico, sino vivir con una suspicacia saludable.
4. Si eres victima de un secuestro:
No trate de resistir o escapar. Coopere pasivamente con los secuestradores. No divulgue información voluntariamente. No se torne hostil ni antagonista con los secuestradores. Sea observador y paciente. Involúcrese en ejercicios mentales y físicos. Las personas secuestradas nunca deben negociar su propio rescate.
Conclusión
Concluimos que aunque el secuestro es un acto criminal deplorable, continúa siendo unos de los actos delictivos preferido por su potencial económico. Por ende, el secuestro seguirá aumentando a menos que las personas particulares disminuyan sus riegos a los mismos y los países desarrollen capacidades efectivas para lidiar y contrarrestar esta amenaza. Les invito a que sigan compartiendo sus ideas e inquietudes del mundo y la gerencia de seguridad. Un abrazo y hasta la próxima!!
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