Al adoptar la automatización de procesos y la captura de datos impulsada por IA, empresas de todo el mundo están avanzando hacia la transformación digital.
Por Jeff Ross*
En medio de esta revolución tecnológica, el Internet de las Cosas (IoT) ha emergido como un habilitador crítico, conectando dispositivos y creando un mundo interconectado. Sin embargo, un aspecto que a menudo se pasa por alto como impulsor de esta transformación es el control de acceso físico: un elemento fundamental de la infraestructura de seguridad de una organización que no solo garantiza la seguridad, sino que también juega un papel crucial en la configuración y mejora de las estrategias de IoT y la transformación digital en general.
En el pasado, los sistemas de control de acceso físico eran percibidos como anticuados en comparación con sus contrapartes de acceso a redes debido a la dependencia de métodos simples como cerraduras mecánicas, llaves o sistemas básicos de tarjetas. Estos métodos tradicionales carecían de sofisticación y presentaban desafíos a la hora de actualizar el sistema, haciéndolos vulnerables a brechas de seguridad. Las llaves perdidas, duplicadas o robadas suponían serios riesgos de seguridad, y la falta de información basada en datos limitaba su efectividad.
En los últimos años, el panorama del control de acceso físico ha experimentado avances significativos. Sin embargo, los sistemas modernos de control de acceso han adoptado tecnologías de vanguardia como la biometría, reconocimiento facial, credenciales móviles y la integración con el IoT. Esto ha elevado el control de acceso físico de una mera función centrada en la seguridad a una poderosa herramienta para la toma de decisiones basada en datos, la optimización de operaciones y la inteligencia empresarial en general. Hoy se reconoce como un componente esencial de las empresas modernas, digitalmente transformadas y altamente seguras.
Pero, ¿cómo contribuye el control de acceso físico a impulsar las estrategias de IoT y la transformación digital?
Estos sistemas son inherentemente dispositivos IoT en sí mismos, que consisten en soluciones interconectadas que recogen e intercambian datos a través de redes. Como resultado, contribuyen a la implementación de una red IoT más amplia dentro de las organizaciones, convirtiéndose en piedra angular de los esfuerzos de transformación digital.
La integración del control de acceso físico con otros dispositivos IoT permite tener interoperabilidad fluida en múltiples plataformas, facilitando el intercambio de datos en tiempo real. Este enfoque basado en datos permite a las empresas identificar ineficiencias operativas, tomar decisiones informadas y formular estrategias eficientes. En consecuencia, las empresas pueden optimizar operaciones, mejorar la asignación de recursos y aumentar la productividad general, acelerando su camino hacia la transformación digital.
La convergencia del control de acceso físico con los dispositivos IoT abre nuevos horizontes para la innovación. Al combinar sistemas de control de acceso con sensores o sistemas de automatización, las empresas pueden crear operaciones inteligentes en las que tareas como la iluminación, la calefacción y el aire acondicionado se automatizan según la ocupación. Esto no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también fomenta la sostenibilidad al reducir el consumo de energía.
Los datos generados por estos sistemas convergentes también ayudan a comprender la utilización del espacio, lo que conlleva a un diseño más eficiente de los espacios de trabajo y puede ser fundamental para el rastreo de contactos durante emergencias sanitarias. Los sistemas basados en la nube ofrecen escalabilidad, permitiendo a las empresas agregar o eliminar puntos de acceso sin requerir modificaciones significativas de hardware o instalaciones de software para los usuarios, una característica vital para las organizaciones que anticipan crecimiento o cambios operativos.
Sin duda, el control de acceso físico sigue siendo un pilar fundamental para mantener la seguridad de las empresas, protegiendo activos tangibles, datos confidenciales y, lo más importante, al personal. Más allá de establecer perímetros seguros, los sistemas de control de acceso mitigan los riesgos de seguridad asociados con el amplio ecosistema de IoT. A medida que aumenta el número de dispositivos conectados, también crece el riesgo de brechas de datos y ciberataques. Los dispositivos de control de acceso garantizan que solo las personas autorizadas tengan acceso físico y digital al sistema, sus datos y su ruta de red.
De cara al futuro, es probable que el control de acceso físico se vea impulsado por innovaciones como la IA. Esta tecnología mejorará las medidas de seguridad al detectar comportamientos inusuales, como el seguimiento no autorizado, lo que permitirá una detección proactiva de amenazas y el desarrollo de protocolos de seguridad más fuertes.
La fusión del control de acceso físico con estrategias de IoT puede ser un contribuyente vital a las evoluciones digitales que experimentan las organizaciones, incluidas aquellas en los sectores de salud, farmacéutico y servicios esenciales. Estas estrategias van más allá de mejorar la seguridad; aumentan la eficiencia operativa, impulsan la innovación y apoyan la sostenibilidad.
A medida que las empresas continúan su viaje a través del panorama tecnológico, los sistemas de control de acceso físico seguirán siendo herramientas fundamentales que dirigen la trayectoria futura del IoT y la transformación digital. Con su capacidad para integrarse perfectamente con dispositivos IoT, recopilar datos valiosos y mejorar la seguridad general, se convierten en activos indispensables para las empresas modernas que buscan prosperar en la era digital. Al adoptar estas tecnologías transformadoras, las empresas pueden allanar el camino hacia un futuro más conectado, seguro y basado en datos.
*Jeff Ross es miembro de Security Industry Association (SIA).
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