El alza generalizada de la criminalidad y la gestión de los protocolos para prevenir los contagios del Covid 19 y sus variantes, son el desafío que este año se suma a las necesidades de supervisión y control que tiene la operación logística.
por Iris Alejandra Montoya
La adecuada gestión del trabajo en bodegas, centros de almacenamiento y distribución, hacen parte de las dinámicas que contribuyen a la recuperación económica, por eso garantizar su seguridad es uno de los retos para el desarrollo de Latinoamérica en este 2022. Situación acentuada por la necesidad de crecimiento de la región y la superación de la contracción económica global consecuencia de la pandemia.
Hablamos con Héctor Manuel Romero Sánchez, Vicepresidente de logística y transporte de la Asociación Latinoamericana de Seguridad (ALAS) en el Comité de México y Presidente activo de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada e Industria Satelital A.C; y con José Luis Sánchez Gutiérrez, Gerente Nacional de Protección Laboral y Patrimonial de Cadena de Suministro OXXO. Entre ambos, que suman más de 50 años de experiencia, nos dieron una perspectiva de los desafíos que enfrenta este año el sector y nos compartieron las estrategias posibles para afrontarlos.
El panorama de la seguridad logística en 2022
Héctor Romero considera que la pandemia ha generado una nueva dinámica relacionada con los protocolos de bioseguridad y los dispositivos que ayudan a gestionarla. Pero el personal no estaba habituado a trabajar con estas condiciones y el incumplimiento de estos protocolos rompe la cadena de suministros. También afirma que “hay una necesidad de mayor control para los accesos a las diferentes áreas, contar con un registro confiable, cámaras como CCTV y almacenar esta información, en términos no solamente del robo si no del acomodo, para tener una mejor localización del inventario”.
A esto se le suma el aporte de José Sánchez, quien indica que ahora hay una urgencia en prevenir intrusiones a las diferentes unidades de negocio dentro de los parques industriales. De esta forma podemos decir que, en general, es prioridad garantizar las condiciones de sanidad y evitar la fuga de información como acción de la delincuencia sobre el personal.
Principales necesidades de seguridad en Latinoamérica
Para José Sánchez es vital que la operación de los Centros de Monitoreo o Centros de Control sea fácilmente auditable, cuente con supervisión remota, de la misma manera las “capacidades de foto credencialización incluyendo facilidad de uso e integración con los sistemas de control de acceso ya existentes”. En general, el sistema operativo a utilizar debería tener una interfaz amigable y flexible con potencial para poder interactuar con otros productos, tiempo de respuesta y sobre todo con una alta confiabilidad.
En complemento, Héctor Romero expone que la bioseguridad y prevención de la acción de actores al margen de la ley se deben integrar a estos sistemas, pero siempre contando con manuales, protocolos y documentos para capacitar al personal.
Lo que debe incluir un plan estratégico de seguridad
Para Héctor el punto de partida para la creación de un plan estratégico de seguridad debería ser el sistema de gestión, contemplando:
- La Norma ISO 9000, para la calidad y el servicio al cliente.
- La Norma ISO 28000, que se refiere a la seguridad en la cadena de suministro.
- La Norma ISO 14000, dedicada a la gestión ambiental.
- La Norma ISO 45000, destinada a proteger la seguridad física de las personas.
De ahí, hacer el análisis de riesgos, partiendo por el reconocimiento de amenazas, tanto internas como externas. Una vez identificada la vulnerabilidad existente se debe establecer el área perimetral de acción. Y “finalizaría con la la mitigación del riesgo. Para esto es fundamental entender qué tipo de mercancía se va a proteger, de qué y cómo; escoger qué tipo de herramientas tecnológicas se requieren. La seguridad más que un gasto es una inversión”.
Algunas recomendaciones básicas de seguridad empresarial, que José Luis asegura ayudan a proteger los accesos en los Parques Industriales, así como a la información y patrimonio son fijar el alcance de la confidencialidad con los empleados, plasmando estos límites en los contratos y realizando capacitaciones.
Establecer políticas de seguridad donde sea claro la propiedad de la información y quién puede acceder a ella. Tener un plan de manejo de crisis para así poder delimitar los procedimientos para gestión de incidentes. Implementar barreras electrónicas de acceso a la información con autentificación robusta, sin dejar de lado el uso de barreras físicas y, finalmente, considerar la complejidad de cada organización, desde los factores internos y externos y sus diferentes niveles de seguridad.
Tecnologías primordiales para la seguridad
Le preguntamos a ambos expertos cuáles eran hoy en día las tecnologías esenciales para proteger espacios como bodegas, centros de almacenamiento y distribución. Nos respondieron que los sistemas biométricos están al alza. Del mismo modo, indicaron que es básico contar con control de accesos para personas y vehículos, CCTV, micrófonos y cámaras, respaldados con un software para identificación facial y de placas.
Nuevas tecnologías para la gestión de la seguridad
Frente a lo último en tendencias, José Sánchez mencionó el control de acceso con credenciales seguras que tengan la integración de dos o más tecnologías biométricas. Por su parte, Héctor Romero postuló a los Drones por su capacidad para monitorear amplios espacios.
Errores recurrentes que generan inseguridad
La gestión de la seguridad es un proceso donde está involucrado el factor humano y por tanto se presentan percances que deben ser sorteados, pero cuando estos tropiezos son recurrentes, se convierte en un impedimento y en una pérdida de valor de la operación logística.
Al respecto, Héctor nos describió lo que ha identificado como errores que se deben evitar: “No hacer un análisis de amenazas y riesgos para determinar la tecnología que se debe utilizar y dónde debe estar ubicada. No hacer procesos, manuales o consignas para complementar dicha tecnología. No capacitar el recurso humano en función de la mercancía que estoy moviendo. No involucrar a todas las áreas de la empresa de la importancia del cumplimiento de las consignas, manuales y procedimientos”.
Por su parte, José Luis señaló que los desaciertos comunes suelen ser “la falta de controles y procesos internos, ya sea su ausencia, obsolescencia o no aplicarlos. La carencia de medios físicos de restricción de ingreso a las instalaciones. La escasez de información clara de las incidencias presentadas y no compartirlas con las autoridades correspondientes. La falta de equipos dedicados a la atención de crisis. La insuficiencia de análisis de vulnerabilidad en las instalaciones, como el análisis de riesgos, análisis de entorno y plan contra sabotaje. La ausencia de aplicación de la matriz de consecuencias del código de ética y valores empresariales, por dar unos ejemplos”.
Integrar un plan de seguridad con las autoridades locales
Para finalizar, se abordó la necesidad de generar planes de acción en conjunto con las autoridades, al respecto José Sánchez fue enfático en que “debemos hacer un programa de prevención de cada unidad de negocio que tengamos, llámese edificio corporativo, tienda, centro de distribución, parque o plantas industriales, etc. y estos deben ser ‘hechos a la medida’ en cada una de las zonas y regiones, incluso en cada municipio y colonia donde operamos; se debe mantener adecuado a la ‘movilidad’ del tipo de siniestralidad identificada, como ubicación, día, hora y modus operandi, apoyado con una estrategia real de comunicación y participación hombro a hombro con las autoridades”.
En consecuencia, Héctor Romero concluyó explicando a groso modo su plan de acción: “Entregamos a la autoridad información de cuándo, dónde y de qué forma se presentan los ilícitos, para trabajar conjuntamente en hacer inteligencia, con los 3 niveles de gobierno: parte federal, local y municipal. Todo esto para ser más preventivos, predictivos y proyectivos que correctivos”.
Recientes hechos de centros de logística
El panorama de los últimos años no es alentador para Latinoamérica: en enero de 2021 fue asaltado el Centro Operativo de FedEx, en Ciudad de México, acto en el cual participaron alrededor de 20 hombres que se llevaron decenas de paquetes y una caja fuerte, todo valorado en varios millones de pesos (MXN).
Para noviembre de ese año, en Mendoza (Argentina), sujetos armados irrumpieron en la bodega Marqués de Montecristo, se llevaron casi un millón y medio de pesos (ARS), de paso atracaron a dos empleadas y a un cliente que estaban allí.
Este 2022 no empezó de forma diferente, en enero ladrones se infiltraron a una bodega de una empresa de metalmecánica, en Bogotá (Colombia), y robaron más de 100 millones de pesos (COP) en mercancía, para este robo fueron utilizados varios vehículos, incluido un taxi.
En ese sentido no sorprende que, según el informe de Índice Global De Crimen Organizado 2021 de La Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (Global Initiative), en los países con los niveles más altos de criminalidad destaque la región. Allí se encuentra Colombia en segundo lugar con 7,66 puntos (sobre 10 posibles) y México en el cuarto lugar con 7,56 puntos.
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