Una larga carrera en el ejercito fue la base de su éxito al cambiar de profesión y pasar al campo de la seguridad privada, confiesa el CPP del mes Eduardo Rueda Lemos. Además, su pasión por la educación le ha permitido convertirse en formador de profesionales en este campo.
por Alejandra García Vélez
Un pequeño pueblo de la costa pacifica Colombiana llamado Barbacoas vio nacer un 4 de julio a Eduardo Rueda Lemos, el elegido en esta edición de VENTAS DE SEGURIDAD para hablarnos de los retos que enfrentan día a día los CPP y su importancia dentro de la industria.
Barbacoas no sólo marcó su lugar de origen, sino que es también un componente primordial de su esencia. Así lo hace saber Rueda al resaltar que se siente orgulloso de su sangre indígena, española y de esclavos negros de Malí.
Y así como su origen es plural y multicultural su vida también ha transitado por diferentes ciudades con costumbres y culturas diferentes. Sus estudios básicos y de secundaría los adelantó en la ciudad de Pasto; luego, a los 19 años, decidió ingresar a la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova en la ciudad de Bogotá.
Allí obtuvo el titulo de Oficial del Ejercito Nacional con grado de Subteniente, y permaneció en la institución hasta el año 1990, en ese momento voluntariamente solicitó el retiro tras concluir y aprobar el curso de ascenso al grado de Capitán.
Del ejercito a la seguridad
Un año después de retirarse del ejercito, el CPP del mes decidió viajar a la ciudad de Medellín, donde con la experiencia obtenida durante sus años de servicio en el área de la seguridad publica se le dio la oportunidad de incursionar en la seguridad privada.
Su primer trabajo fue como jefe de seguridad de la compañía Invatex, de allí pasó a la dirección operativa de Lico Antioquia, y ha sido jefe de operaciones en diferentes empresas de vigilancia y seguridad privada; desde hace siete años se desempeña como analista de seguridad de Suramericana S.A. y Grupo de Inversiones Suramericana.
Además, la educación es para Rueda el pilar fundamental de todo profesional; por eso se siente feliz y orgulloso de poder ejercer como profesor universitario desde hace tres años. Además, recuerda que sus estudios de Alta gerencia, Administración de riesgos y seguros, Gerencia integral, la certificación como CPP Internacional, así como la Maestría en Seguridad publica que cursa actualmente, han sido claves para lograr el éxito y desarrollo profesional.
El valor del CPP
¿Qué vamos a proteger? ¿De qué o quién? ¿Contra qué? y ¿Cómo? Esas son las principales preguntas que debe plantearse el CPP antes de cualquier intervención. “El CPP debe identificar escenarios y amenazas, a la vez que hace un minucioso análisis de evaluación y valoración de los riesgos. Una vez obtenida esta información, propone acciones para lograr anticiparse a su materialización”, indica Rueda.
En cuanto a los problemas más frecuentes para la seguridad personal que pueden presentarse en el lugar de trabajo y que el CPP debe solucionar, Rueda afirma que lo más común son situaciones relacionadas con fallas en el proceso de contratación del personal y que en consecuencia presentan dificultades en el cumplimiento y desarrollo de sus funciones.
Por otro lado, Rueda tiene una mayor experiencia como CPP en la parte académica, especialmente en la preparación de colegas que quieren presentar su examen. Por eso, su consejos para quienes buscan capacitarse en esta área son invaluables.
En ese sentido, una de las sugerencias que hace este profesional de la seguridad sobre los conocimientos adicionales que debe tener un CPP para apoyar su desempeño laboral resaltan la necesidad de complementar la formación con capacitación en áreas como administración financiera, administración de negocios, habilidades interpersonales, planeación, tecnología y diseño de procesos de trabajo, teoría conductual y aprendizaje y teoría del comportamiento organizacional.
Además destaca la importancia de la certificación internacional “la certificación permite a quienes la obtienen, demostrar pericia en el diseño instrumentación y gestión de los distintos modelos y requerimientos de la seguridad corporativa, en el marco de las exigencias de rentabilidad y retorno de inversión que actualmente demandan las organizaciones de avanzada”, explicó.
Y añadió que “para ser un CPP no es suficiente simplemente pasar un examen. El CPP es un profesional que se dedica a estudiar permanentemente, que investiga, que se mantiene actualizado, que progresa y que mantiene un estándar de ética y responsabilidad que lo hacen merecedor de la Certificación CPP, en fin, un hombre que se construye y se reinventa cada día a él mismo”.
Enseñanzas del día a día
Hay dos componentes de la seguridad que hoy en día deben convivir y complementarse para tener un índice de efectividad mucho más alto, es el caso de la seguridad electrónica y los programas de seguridad pública que los CPP dirigen.
Frente a este tema Rueda opina que “los sistemas de seguridad, en especial los electrónicos, entran cada vez más en la vida cotidiana de los habitantes. Los organismos oficiales y establecimientos públicos son conscientes de esta situación y de manera creciente, incrementan dichos sistemas, con la precaución de que estos no sean demasiado agresivos, o peligrosamente invasivos, destinados siempre a alcanzar su fin, la seguridad ciudadana y el bienestar de la comunidad”.
Además, Rueda explica que la creciente amenaza de la delincuencia y el terrorismo, así como la necesidad de garantizar la seguridad pública y controlar las infracciones de tráfico, ha llevado a un incremento en la demanda de sistemas de seguridad electrónica tales como, videovigilancia urbana y ciudades digitales, de alta calidad. Por eso, todos estos sistemas deben ser flexibles, ampliables y adaptables a los cambios que puedan producirse en el futuro, además de ajustarse fácilmente para adaptarse al entorno de los centros urbanos, siempre en continua evolución.
De igual forma, en el lugar de trabajo es imposible alcanzar los objetivos de seguridad al interior de la organización sin la participación de todos los empleados comprometidos con su autocuidado, “no es otra cosa que comportamientos y actitudes, que se ponen en practica a través de métodos y técnicas de prevención”, puntualiza Rueda.
Finalmente, para el invitado de esta edición los objetivos que debe lograr un CPP son intervenir los riesgos de seguridad a los que están expuestos, las personas, los procesos y la infraestructura, mediante la aplicación de modelos de gestión, para modificar las condiciones generadoras de riesgos existentes, dentro de una perspectiva de reducción de los mismos; logrando generar confianza en las personas, implantar una cultura de autocuidado y asegurar el cumplimiento de los objetivos de la organización.
“La educación, capacitación y actualización son el único camino que nos puede permitir desde la seguridad, trascender en el cumplimiento de los objetivos corporativos en la empresa privada y garantizar la efectividad en la ejecución de las políticas de seguridad publica” concluyó.
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