Mauricio Ramírez tiene todos los doctorados en el tema de solución de averías en instalación de redes de telecomunicaciones, honores que se ha ganado más a punta de experiencia que de academia.
Podría decirse que el profesional del mes de la presente edición de Ventas de Seguridad es lo que en el mundo de la tecnología se conoce como un geek, o su equivalente en la industria de las telecomunicaciones.
Mauricio Ramírez, gerente y fundador de la joven y prometedora empresa costarricense Seguridad MS, recuerda, alejado de las presunciones y el orgullo, cómo transcurrió su niñez en San Juan, la capital de Costa Rica; una infancia feliz, afirma, al lado de mis padres y mis tres hermanos mayores.
Reconoce que el estudio le gustaba muy poco, pasaba las horas esperando llegar a su casa para hacer una de las dos actividades que lo embelesaban: jugar en el río que pasa por Paso Ancho, un barrio popular donde se estableció su familia, “allí nos encontrábamos todos los niños del sector, para jugar. Todos acudíamos puntuales, sin que nos importara terminar empapados por completo, íbamos con los pies descalzos, pues el único par de zapatos que teníamos se conservaba impecablemente lustrado para ir al colegio, esto antes de que yo decidiera huir de los recintos académicos”, comenta Ramírez.
La segunda cosa que le ocupaba las tardes enteras era investigar sobre computación, “de hecho, en el tercer año de la secundaria me retiré de estudiar para recibir cursos por correspondencia sobre esta materia. En esa época yo diseñaba o programaba juegos escribiendo el código en Visual Basic. ¡Ah! que tiempos se vienen a mi mente al recordar las aventuras del capitán en búsqueda del tesoro y otros juegos más”.
Y haciendo justicia con su poca preparación académica formal los empleos que conseguía, ya iniciando su vida laboral, eran igual de informales y mal remunerados, un hecho que le reveló a Mauricio la necesidad vital de culminar de manera formal sus estudios secundarios y asumir su preparación profesional de una manera más seria.
“De forma paralela a mis estudios de bachillerato nocturno, tomé cursos de electrónica y de telecomunicaciones durante el día, y en los ratos libres leía revista de tipo ‘hágalo usted mismo’; le sacaba provecho a todo lo que significara una oportunidad de aprendizaje y de aplicación a la vida y a mi gusto por este mercado”, explica el protagonista de esta historia.
Una oportunidad en serio
Gracias a su habilidad y a su gusto por las telecomunicaciones Mauricio Ramírez consiguió un empleo en la Cruz Roja de Costa Rica, ingresó directamente al área de telecomunicaciones en el departamento de informática y las funciones asignadas no pudieron estar más acordes con su pasatiempos favorito: “En este puesto debía hacer enlaces de radio, establecer la comunicación entre los equipos de búsqueda y los puestos de mando, participar en las labores de rescate, en fin. Al cabo de un tiempo la persona encargada de ese departamento presentó su renuncia y este hecho se convirtió en una inmejorable oportunidad de ascenso para mí, aunque no hubiera estado entre mis planes”.
Fue así como en 1996, Ramírez pasó a ser el jefe del departamento de informática de la institución internacional en su país. Tenía a su cargo todo un equipo de profesionales y esto representó para él un compromiso mayor de aprender y liderar. “Nunca dejé de hacer algo por falta de conocimiento, estudié por mi cuenta muchas cosas, tomaba los manuales y amanecía tratando de dominar algún lenguaje de programación o sistema operativo; hice cursos de programación, de diseño gráfico y de redes y telecomunicaciones”.
Sin embargo, Mauricio tenía un propósito mayor entre sus planes y para ello inició la adquisición de maquinaria y equipo que le permitiera, poco a poco, ofrecer sus servicios de manera individual.
Al cabo de 15 años de labores con la Cruz Roja el profesional sintió que su vida necesitaba un cambio de perspectiva, al retirarse trabajó con algunas empresas de cableado estructurado y telecomunicaciones. Así mismo, en esa época se concientizó de la necesidad de certificarse con algunos fabricantes y así lo hizo. Fue construyendo su propio camino hacia la independencia.
Probando el mundo real
“Creo que este segmento está saturado de personas que no tienen escrúpulos y te tiran un cable sin normas, sin certificación, sin nada, todo por un costo menor. Por eso vi que ese era un sector de mercado que podría explotar, ya que en mi experiencia pude comprobar que eran más los problemas para resolver que las instalaciones nuevas por hacer”, afirma.
Según nuestro profesional autodidacta, a punta de hacer reparaciones se ha ganado “un doctorado honoris causa, pues son tantos y tan complicados los problemas que atiendo, que eso me ha sacado canas de forma prematura, pero a la vez me da una experiencia muy grande. Fue acá donde aprendí la mejor manera de instalar sistemas de seguridad electrónica, específicamente CCTV. He visto de muchas formas las malas prácticas y esto, junto con la lectura juiciosa de toda la bibliografía y los manuales que existen sobre el tema (TDMM de BICSI y manuales de fabricantes), son elementos que me han permitido jugar en las grandes ligas”
Inicialmente, como lo dice él mismo, tomó decisiones emocionales y apresuradas, propias de un emprendedor principiante que lo llevaron a abandonar su primera iniciativa empresarial.
Ahora, con mayor madurez como profesional y como empresario, con toda la experiencia que ha ganado a punta de práctica, pisa lentamente, con tranquilidad, pero de manera segura y exitosa sobre el terreno de la independencia: “desde hace un poco más de un año llevo mi propia empresa, Seguridad MS. Trato de surgir pero en este momento de una forma más conservadora, sin prisas y pensando en dar un paso a la vez, esto implica no poder tomar proyectos muy grandes por asuntos de financiamiento, pero a un paso muy seguro para poder llegar a ese nivel”, indica Ramírez.
El reto es poder mirar siempre de frente
Tal y como lo asegura nuestro invitado, en la industria de la seguridad electrónica hay retos muy fuertes por enfrentar. Para él dos de los más importantes tienen que ver con la competencia disruptiva y la falta de perfil de los clientes para hacer requerimientos concretos, lo que les permite a los empresarios aprovecharse del desconocimiento, olvidando su labor de asesorar y brindar la mejor solución.
“En cuanto a la competencia disruptiva podemos ver hoy en día una empresa ajena a este mercado, como por ejemplo una librería que ofrece cámaras de seguridad en kit con un grabador por un costo de US$200, eso es algo contra lo que no podemos competir quienes queremos dar verdaderas soluciones”, comenta Ramírez y agrega que “es increíble lo que sucede en las licitaciones estatales donde el gobierno te da un plano y dice ‘necesito las cámaras que sean necesarias para cubrir las áreas que están sombreadas’. Sin más especificación que esa, como va a poder competir una empresa que hace cálculos de óptica, distancia y caída de tensiones, contra una empresa que con tal de ganar pone la menor cantidad posible y luego aduce "inconsistencia en el plano" para luego hacer ampliaciones del contrato. Es de reírse”.
Podría decirse que Mauricio Ramírez ha cumplido con muchos de los objetivos que se ha planteado en su vida profesional, sin dejar de lado su faceta personal: “Estoy felizmente casado hace 15 años, en un matrimonio muy bonito del que tenemos una hija que es la luz de mis ojos; al parecer vamos recorriendo el mismo camino de mis padres que este año cumplen 50 años de casados. Mi esposa representa un apoyo constante en los momentos difíciles y una sonrisa sincera en los días de éxito. A ellas, a Shirley, mi esposa y María José, mi hija, les debo estar donde hoy me encuentro. He cumplido muchos de mis objetivos, tengo la meta de estudiar ingeniería eléctrica y pretendo iniciar en Junio de éste año (2011), ya aprobé exámemes de admisión”.
El profesional afirma que mientras haya empresas que abandonen a sus clientes, que hagan sus trabajos malos y no tengan el valor moral para afrontar sus errores “estoy seguro que seguiré teniendo buen trabajo por mucho tiempo. En este punto quiero agradecer a todas las personas que me han ayudado a caminar sobre el camino recto y poder mirar a todos mis clientes a los ojos”, concluye Mauricio.
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