Internacional. Oliver Philippou, en el libro blanco sobre tendencias de videovigilancia para el 2017 que publicó IHS Markit, identificó el uso de drones y robots como una tecnología en crecimiento para aplicaciones de seguridad. En realidad, el uso de drones (vehículos aéreos no tripulados) para este propósito no ha florecido del todo debido a tres problemas principales: la legislación, la duración de la batería y el costo.
Sin embargo, el uso de drones se ha convertido en un problema muy real para la seguridad perimetral. A los posibles intrusos o mirones no deseados que utilizan drones no los afectan los problemas que debe enfrentar el mercado comercial. Los drones de consumo se consiguen por solo un par de cientos de dólares y cualquier persona sin entrenamiento previo y sin licencia puede pilotearlos. Por consiguiente, el problema de los drones en el espacio aéreo restringido (por ejemplo, cerca de aeropuertos, de instalaciones de infraestructuras de alta prioridad o de escenarios deportivos atestados de espectadores) es cada vez más preocupante.
Debido a la extensa área física que ocupan estos espacios aéreos restringidos, el simple hecho de poder identificar si un dron está cerca ha sido todo un desafío. No obstante, IHS Markit estima que los recientes desarrollos en tecnologías para la detección de drones implican que en 2018 cualquiera que desee asegurar un perímetro tendrá que considerar también las amenazas que provienen desde el cielo.
Actualmente hay dos tecnologías principales para la detección de drones:
Antenas de detección de radiofrecuencia (RF). Estos productos se utilizan para detectar, analizar y localizar la RF utilizada por la estación base del dron para comunicarse con el dron. Uno de los principales beneficios de las antenas de detección de RF es que pueden detectar y localizar tanto el dron que está en el aire como a la persona que lo controla, incluso, en algunos casos, antes de que el dron despegue. Las antenas de RF también tienen un rango de detección mucho mayor que las cámaras de radar o de videovigilancia. Además, las antenas RF pueden llegar a interferir con la comunicación entre el dron y el controlador. Sin embargo, hacer esto puede tener efectos aún desconocidos, como que el dron caiga del cielo. El problema con las antenas de RF es que no son muy precisas al suministrar una ubicación específica, ni pueden proporcionar verificación de video de un dron.
Radar: los radares de vigilancia terrestre se utilizan para la vigilancia aérea de bajo nivel con el fin de detectar y rastrear drones pequeños. Utilizan una tecnología similar a la de los radares que se usan el control de tráfico aéreo, pero a una escala menor, permitiendo un rango operativo más limitado que las antenas de RF. Sin embargo, el radar es significativamente más preciso que una antena de RF y, por lo tanto, es ideal usarlo en combinación con cámaras de videovigilancia, incluidas las cámaras PTZ, para hacer de forma automática acercamientos y seguimientos a objetivos determinados. La desventaja del radar es que su desempeño puede verse afectado por condiciones climáticas adversas (por ejemplo, lluvia, nieve, arena o polvo). Los sistemas de detección de drones que emplean radares tienden a ser más costosos que los sistemas con antenas de RF.
La videovigilancia por sí sola no se considera una tecnología de detección adecuada. Las herramientas de análisis de detección de objetos se pueden utilizar en una cámara de videovigilancia para la verificación de video y para captar una imagen de la posible amenaza. Sin embargo, tanto las antenas de RF como los radares pueden detectar más allá de la línea de visión y tienen un campo de detección de casi 360 grados. Por lo tanto, muchos proveedores han concluido que la combinación de estas tres tecnologías constituye la mejor opción para la detección de drones. El uso del video también tiene una contribución importante en este campo emergente de la seguridad perimetral.
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