La protección ejecutiva es de gran importancia dentro de una organización empresarial. Aquí encontrará algunas bases a tener en cuenta al momento de una inminente amenaza.
Por: Héctor Torres, PhD, MBA, CPP, CFE*
En una pasada columna titulada “Protección ejecutiva en la seguridad corporativa” escribí sobre la protección ejecutiva como parte de la seguridad corporativa de una organización. Señalamos que aunque existen muchos modelos y escuelas de pensamiento en torno a la protección de ejecutivos, una metodología sencilla que se puede utilizar para establecer los principios de un programa de protección de ejecutivos para el siglo XXI dicta que las amenazas se evitan, se evaden o se confrontan. En este artículo vamos a profundizar un poco más sobre las técnicas que se usan en este modelo para el manejo de las amenazas desde la perspectiva de la protección ejecutiva.
Antes de entrar de lleno en el tema primero tenemos que hacer las definiciones de rigor. La protección ejecutiva se define como las medidas preventivas (pasivas) y operacionales (activas) que se toman para proteger a un principal de una amenaza potencial o real. Un principal se define como la persona a quien se le brinda protección primaria. Una amenaza se define como cualquier situación potencial o real que ponga en peligro el bienestar físico, emocional o moral del principal. Un guardaespaldas o especialista de protección ejecutiva es aquella persona que se hace responsable de la protección de otra persona.
El guardaespaldas evita proactivamente los riesgos y los peligros a través de un proceso sistemático y comprensivo de preparación, planificación y organización diseñada para mantener el principal alejado de la amenaza. Para realizar este proceso a cabalidad la protección ejecutiva se realiza con el uso de un equipo de guardaespaldas profesional. Este equipo emplea las siguientes estrategias y tácticas para manejar las amenazas.
Evitar las amenazas
Las amenazas se evitan usando varias tácticas. La primera de estas tácticas es la planificación de las escoltas. Toda escolta que se le brinde a un principal debe ser planificada minuciosamente para identificar toda posible amenaza al igual que posibles contingencias. Parte de esta planificación incluye el uso de las avanzadas. Se dice que el 50% del éxito de una escolta reside en la ejecución de una buena avanzada. Durante la escolta el equipo de guardaespaldas se mantiene siempre alerta a toda posibilidad de amenaza para poder reaccionar a tiempo. Otras tácticas que se usan para evitar las amenazas incluyen mantener al principal en un bajo perfil y mantener el principal impredecible.
Escapar de las amenazas
Si no se puede evitar las amenazas, entonces la opción es escapar de las mismas. Se escapa de las amenazas a través de la pronta identificación de toda amenaza real o potencial antes, durante y después de la ejecución de las escoltas al principal. La adquisición de información, el análisis de esta información y el desarrollo de la inteligencia sobre las amenazas juega un papel importante para las tácticas de escapar. Se planifican y se establecen procedimientos operacionales al igual que cursos de acción por parte de la escolta para enfrentar todo tipo de contingencias que ponga en peligro al principal.
Como señalamos anteriormente, el 50% del éxito de una escolta reside en la ejecución de una buena avanzada. El restante 50% reside en un 25% en la manera como el equipo de guardaespaldas está adiestrado y el restante 25% como trabaja en equipo. El desarrollo de los procedimientos operacionales y los cursos de acción pre-planificados ayudan a escapar de las amenazas.
Confrontar las amenazas
Si no se puede escapar de las amenazas físicas entonces nos queda la opción de confrontar las mismas. En las escoltas que operan en ambientes litigiosos desde el punto de vista legal solo se confronta una amenaza física como último recurso.
Se confronta usando la fuerza escalonada y la fuerza necesaria para sacar el principal fuera de peligro. Si examinamos la historia de todos los atentados a dignatarios nos percatamos que el 95% de todos los ataques han terminado cuando el principal ha sido removido de la zona de emboscada.
Mientras más tiempo permanece el principal en la zona de emboscada menos posibilidad tiene para sobrevivir al ataque. Quedarse para repeler el ataque no es una opción viable para proteger el principal si se puede salir de la emboscada. Es importante recalcar que en ciertos países el uso de la fuerza letal solo se puede utilizar como último recurso para proteger vidas.
En resumen, la importancia de la protección ejecutiva ejecutada por un equipo profesional como parte de un programa de seguridad corporativa vale su peso en oro. Como mínimo, las estrategias y tácticas reseñadas aquí proveen la estructura básica y la filosofía operacional para un buen programa de protección ejecutiva. En el siglo 21, los practicantes de seguridad están en el negocio de proteger los activos. En muchas organizaciones no existe activo más importante que los ejecutivos de las mismas.
Les invito a que sigan compartiendo sus ideas e inquietudes del mundo y la gerencia de seguridad. ¡Un abrazo y hasta la próxima!
*Si desea puede escribirle al autor de este artículo al correo electrónico [email protected]
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