Por: Humberto De la Vega*
2010 es un año que trae consigo muchas celebraciones bajo el brazo, comenzando con mi país (México) donde estaremos celebrando en septiembre y noviembre, respectivamente, el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de nuestra Revolución. Naciones Unidas lo ha designado como el Año Internacional de la Biodiversidad y por supuesto tendremos dos eventos deportivos en el ámbito mundial de gran relevancia, el primero, los Juegos Olímpicos de Invierno a desarrollarse en Vancouver, quizá sin gran relevancia de participación para nuestra región, y el segundo, la Copa del Mundo de Fútbol, que sin duda es siempre muy esperada por todos nosotros.
Pero no todo es fiesta, 2010 se presenta vestido con un gran signo de interrogación, precedido por un 2009 aciago y que dejó en el camino un cúmulo de pérdidas y frustraciones que veo muy difícil se alcancen a recuperar o superar en tan solo doce meses.
En este año los tiempos de conjugación deben cambiar y tenemos que hacer que futuro, presente y pasado se vuelvan un compuesto de artificios efectivos para avanzar, quizá con lentitud, pero finalmente avanzar. El pasado nos debe marcar la frontera del riesgo, el presente vivirlo con intensidad y resolución, sin dudar, no hay espacio ni tiempo para ello, y finalmente el futuro será tan solo un simple mañana, hasta que logremos despejar las sombras de la crisis.
Nuestra industria se sigue transformando, jugadores nuevos siguen apareciendo y los espacios también se están reduciendo. Los grandes grupos, aparentemente en un letargo forzado, siguen moviendo sus maquinarias, muy discretamente y con muchísima precaución pero no se han detenido, sobre todo aquellos que tienen responsabilidades bursátiles. Pero hay algo que cambió y que difícilmente logrará tener una recuperación: los precios y los márgenes se han ido por los suelos.
Esto de ninguna forma es de extrañarse, la desesperación hizo presa a muchísimos actores que consideraron que la mejor forma de salir adelante era prácticamente regalar su trabajo, con lo mínimo aparentemente les alcanzaba para sobrellevar el drama de los mercados.
Pero esto no es tan así, tenemos usuarios que han capitalizado esta debilidad del mercado y también hemos tenido a mercenarios que lograron y siguen logrando penetrar con oferta de productos de muy dudosa calidad, incluyendo una gran cantidad de falsificaciones sobre todo de productos de marcas de renombre.
Por supuesto que esto no es el fin del mundo, estamos en el umbral de una nueva década donde los avances en telecomunicaciones e informática nos siguen sorprendiendo, los cuales se han incrustado en nuestras vidas como flechas, donde si nos las quitan, prácticamente moriríamos.
Estos avances son sin duda una realidad en nuestra industria y solamente los fabricantes que continúen invirtiendo en desarrollo e investigación podrán seguir siendo protagonistas a través de sus alianzas y cadenas de distribución, y claro está que las comercializadoras de productos de bajo precio tendrán su fin, algunas de ellas y otras encontrarán nuevas formas de seguir disfrutando el ser parásitos y no los culpo, si existe un mercado que les sigue comprando, pues sencillamente seguirán vendiendo.
Lo que queda además de trabajar y trabajar, es iniciar una gran cruzada de educación y concientización de los diferentes actores para que entendamos de una vez por todas que el servicio, asesoría y soporte, tienen un costo, por ende un precio y que hay que pagarlo. No podemos seguir engañando a los consumidores y usuarios con que el valor de una empresa es el precio bajo de un producto, en realidad el valor de una empresa es el conjunto de atributos tanto de recursos como de conocimiento que garantizan llevar a éxito un proyecto. Las diversas asociaciones y grupos de industria deben ser los abanderados de esta idea y hacerla valer como un seguro de calidad y no como un encarecimiento de un producto.
Consultores, proyectistas, asesores y especialistas son figuras prácticamente inexistentes en nuestra industria, claro está que tenemos valiosas excepciones, pero muchos de estos colegas se han visto marginados, un tanto por su tibieza, y mucho por la cantidad de charlatanes que han importado formatos de promoción y venta de la industria hotelera: el “Todo Incluido”.
Y usted amigo lector, ¿qué opina?
*Si desea más información puede contactar al autor de este artículo al correo electrónico [email protected]
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