Desde hace un par de años, la industria de la seguridad electrónica se sacude de tanto en tanto con los anuncios de una que otra mega adquisición; en otros casos se habla de fusiones entre grandes y reconocidos actores de nuestro sector. Muchos piensan que estos movimientos son únicamente prácticas que monopolizan un mercado. Otros, como yo, pensamos que es una magnífica oportunidad para consolidar marcas y ofrecer soluciones más completas a los usuarios.
No estoy ni en contra ni a favor de estos movimientos, pero pienso que si ya se dieron hay que mirarles el lado positivo y no comenzar a destruir o especular como acostumbran muchos.
Creo que dichos movimientos, en un mercado como América Latina, pueden ser positivos, pues permitirán de algún modo su depuración y tenderán los puentes para una mejor comprensión, toda vez que habrá menos jugadores, pero cada vez más definidos.
Veo varios beneficios. Inicialmente creo que podremos acercarnos a conocer más fielmente el tamaño del mercado latino y su constitución. Esto es profesionalizar el nicho. Por otro lado, los usuarios tendrán acceso a soluciones más completas y robustas, pues en dichos procesos cada parte absorbe lo bueno y desecha lo malo de su contra parte.
Lo anterior, sin duda, irá cerrando el cerco para la participación de jugadores de dudoso prestigio, o vendedores de juguetes (camaritas) como los conocen algunos. El hecho de que un gran fabricante dé su respaldo a una determinada marca hace -espero- que sus productos sean mejores. Con este panorama, el usuario contará con un proceso de oferta más sólido.
Habría muchas cosas buenas pero me gustaría terminar con un tema bastante importante: el control que las fusiones y adquisiciones imponen sobre el canal de distribución. En América Latina es muy común que se creen distribuidores de seguridad de garaje (empresas que dicen distribuir o instalar soluciones pero que no tienen una dirección fija y cuyo teléfono no funciona muy bien) y creo que esto va a terminar cuando estas grandes corporaciones implementen prácticas más exigentes para dar la distribución de una línea a una nueva empresa.
Quiero terminar diciendo que no estoy en contra de la libertad de empleo o la creación de libre empresa. Si lo vamos hacer, hagámoslo pero bien, como lo manda la ley, para que así todos ayudemos al desarrollo del mercado.
Con todo lo anterior, bienvenidas sean las fusiones y las compras.
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